Hace una semana disfrutábamos de un Domingo de Ramos sin estrenos pero, como un clavo, te encontré en la puerta de Omnium Sanctorum para preparar, ejerciendo tu cargo, la Misa de Palmas que nos correspondía organizar en la Parroquia. Tu semblante reflejaba algo de desazón por una Semana Santa sin cofradías, por la añoranza que sentías al no poder vestir tu túnica de la Estrella, una de tus pasiones. Ya tu ausencia durante el Miércoles Santo no hacía presagiar nada bueno, pero las noticias sobre tu estado de salud parecían esperanzadoras. Nada nos hacía pensar el fatal desenlace que, días más tarde, nos ha arrebatado a una gran persona y cofrade, que dió su vida por las hermandades de su alma.
Llegaste a nuestra Hermandad en el año 2009, en el transcurso del Congreso de Hermandades del Carmen de Andalucía que ese año nuestra Hermandad organizaba por primera vez. Tu condición de Hermano Mayor de la Archicofradía del Carmen del Santo Angel y tu predisposición a hacer de cicerone en esta importante responsabilidad, te ligó definitivamente a la calle Feria. No podía ser de otra manera que tu devoción carmelita se hubiese abstraído de la singular belleza de su advocación dolorosa, que sin duda conocías pero que, poco a poco, hiciste tuya.
Tu predisposición al trabajo y al servicio de la Iglesia y sus Hermandades, te involucró también en el día a día de la nuestra, asumiendo las tareas y responsabilidades que, primero, Antonio Saldaña, y después un servidor, te pedimos como Hermanos Mayores. Fuiste Consiliario de 2011 a 2015, luego Mayordomo 2º de 2015 a 2019 y, actualmente, desempeñabas el cargo de Diputado de Cultos, repitiendo mandato junto a unos oficiales que aún continúan desmadejando las incertidumbres de tu ausencia.
Alma mater del Hermanamiento entre la Archicofradía del Santo Ángel y la Hermandad en 2014, te encargabas de recordarme cada año la celebración conmemorativa anual de esta consolidada relación que unía tus dos amores carmelitas.
Han sido años de servicio constante y de lealtad, principios esenciales de un cofrade auténtico, que además conocía los entresijos de este ecosistema donde eras un hombre conocido y respetado en numerosos rincones de nuestra ciudad.
En adelante, será difícil que alguien no te recuerde al asistir a la sabatina semanal de la calle Rioja, ni cuando los hermanos del Carmen dirijamos nuestra mirada hacia a la columna donde te situabas para dirigir a los acólitos en nuestros cultos de Reglas.
Como creemos los carmelitas, la Virgen del Carmen se prepara para llevarte ante el Padre, junto al que contemplarás también el rostro de su Madre, Reina y Hermosura del Carmelo.
Te echaremos mucho de menos, Mingüe.
Manuel Luis Pazos Casado
Hermano Mayor
A la memoria de Miguel Ángel Pérez Martínez, Mingüe
Falleció el sábado santo a la edad de 61 años. Desempeñaba actualmente el cargo de diputado de cultos en la Junta de gobierno, tras años de servicio a la Hermandad.