Carta de despedida del Hermano Mayor

Manuel Luis Pazos se despide como Hermano Mayor tras siete años en el cargo.

Queridos hermanos en la Paz de Cristo:

En el día de hoy concluye mi segundo mandato al frente de nuestra Hermandad. Han sido siete años de un proyecto de gestión para nuestra Hermandad basado en la apuesta por el rigor, la excelencia y la construcción de unas bases sólidas sobre las que edificar una Hermandad del siglo XXI, con una personalidad reconocible, pero asentada en las exigencias de una Cofradía integrada en un entorno de tradición e historia consolidada.

Tras un primer período de cuatro años de intenso crecimiento de la Hermandad, decidimos afrontar un segundo mandato, con el objetivo ilusionante de celebrar el XXV Aniversario Fundacional de la Hermandad, truncado inesperadamente por uno los mayores retos desde nuestra fundación: superar los rigores de una pandemia, dramática por el coste en vidas humanas así como por el deterioro en las condiciones de vida a las que estábamos acostumbrados como sociedad en desarrollo. Lamentablemente no nos ha sido ajena tanto por la triste pérdida de algunos de nuestros hermanos, algunos muy cercanos, como por la afectación al desarrollo de nuestras actividades fundamentales, especialmente la vida interna en nuestra Casa Hermandad, muy mermada por las restricciones de aforo y por la prudencia en protegernos a todos de los riesgos de contagio del maldito virus.

A pesar de ello, hicimos lo imposible por mantener los principales actos y Cultos conmemorativos del XXV Aniversario, que con tanto esmero preparamos, y que celebramos dignamente, aún con la tristeza de tener que renunciar a la procesión gozosa de Nuestra Bendita Madre del Carmen en acción de gracias por esta efeméride. El Vía Crucis de Nuestro Padre Jesús de la Paz y la Solemne Misa Pontifical celebrada por nuestro querido Cardenal Fray Carlos (q.e.p.d.) quedarán en nuestro recuerdo y en la historia de nuestra Hermandad.

Económica y patrimonialmente hemos centrado nuestros esfuerzos en sostener el gran proyecto que marcará nuestro futuro más cercano: el nuevo palio para Nuestra Señora del Carmen. Un proyecto de Hermandad que seguro culminaremos muy pronto, con la ilusión y el esfuerzo de todos, elevando a la Reina de nuestro corazón carmelita al trono que Sevilla espera con tanta impaciencia como nosotros. Las extraordinarias circunstancias derivadas de la pandemia y un saludable ejercicio de prudencia nos han obligado estos últimos años a mantener la salud financiera de la Hermandad, debido a la merma de ingresos procedentes de la explotación de las sillas y palcos en los ejercicios de 2020 y 2021. Aun con estas dificultades, hemos logrado en este último ejercicio recuperar el ritmo de pagos previstos en el contrato de ejecución del palio, gracias también al apoyo de esos hermanos que aportan cantidades extraordinarias y periódicas para este fin, lo que espero la Virgen les recompense con creces.

Hemos intentado que la casa de Hermandad sea el epicentro de la vida social de la Hermandad, con atención diaria a nuestros hermanos, lo que lamentablemente tuvo que interrumpirse debido a las restricciones causadas por la pandemia. Afortunadamente, las actividades se han ido reanudando poco a poco, y en mayor medida desde el pasado 16 de julio, con la visita del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José Ángel Saiz Meneses, Arzobispo de Sevilla, poniendo con ello un broche brillante a este mandato.

Culminado este largo período, debo expresar mi profundo agradecimiento a todos los oficiales que me han acompañado en estos dos mandatos. La estabilidad en la composición de sendas juntas de gobierno, el compromiso y el trabajo de todos ellos han permitido avanzar en el objetivo fundamental que nos marcamos al iniciar este proyecto:  consolidar la imagen de una Hermandad moderna en sus medios, pero que aspira a consolidar su espacio en el escenario cofrade, mejorando nuestra percepción pública, asentada en una personalidad reconocible.

Para ello, el camino elegido fue la perseguida excelencia en el desarrollo de nuestros cultos, internos y externos, en las decisiones sobre nuestro patrimonio, así como la atención a nuestros hermanos, especialmente a los más jóvenes. Las sinergias en las relaciones con otras Hermandades así como intensificar los lazos que nos unen a corporaciones como la Armada, el Colegio de Procuradores o la Comunidad Carmelita, han reforzado nuestra presencia institucional así como la imagen y el impacto público de la Hermandad. El espectacular desarrollo de un gran equipo de comunicación ha contribuido definitivamente a este fin. La diversificación de nuestra acción social, buque insignia de nuestros fines fundacionales, se han plasmado también en nuevos e ilusionantes proyectos que, como Sonrisas de Paz, viene a representar un estandarte de la pujante fuerza de nuestra juventud, siempre presente en el día a día de la Hermandad.

Por todo ello, debo reconocer merecidamente la labor de todos esos grupos de hermanos que integran el taller de túnicas, costaleros solidarios, grupo joven, camareras, colaboradores de Priostía, cuerpo de acólitos, colaboradores en proyectos de Caridad, Economato, así como a todos aquellos hermanos que individualmente en uno u otro momento han prestado su ayuda y tiempo en colaborar con la Hermandad.

Como en toda gestión, seguramente se habrán cometido errores, de los que soy el único responsable, pero puedo asegurar que todo se ha hecho con la intención única de engrandecer nuestra Hermandad, honrar a Nuestros Titulares, siempre desde la entrega incondicional y el sacrificio personal que ello supone.

Este es el grueso trazo de un camino que esperemos marque el rumbo de nuestro futuro. El libro de bitácora que habrán de continuar las sucesivas Juntas de Gobierno, con las legítimas particularidades que deben enriquecer y construir sobre unos cimientos sólidos y basados en la cohesión de todos los hermanos.

Tengo la firme convicción en que esta nueva Junta de Gobierno que toma el testigo cuenta con los mejores mimbres para lograr estos objetivos. La ambición de N.H. José Mª. Ferrero, respaldada por su importante labor al frente de la cofradía y del equipo de comunicación, junto a la ilusión del magnífico equipo que lo acompaña, garantiza el mejor futuro para nuestra Hermandad, a mayor Gloria de Nuestros Titulares y de los fines de evangelización que nos caracterizan como institución de la Iglesia.

No debo terminar sin dejar de agradecer, en primer lugar, a D. Pedro Juan, que me ha acompañado desde la Dirección Espiritual, apoyando desde la exigencia, pero también desde la comprensión frente al desempeño de esta a veces ingrata labor.

Por último, debo reconocer en mi familia el más firme apoyo que he recibido desde que les planteé el reto al que me enfrentaba. Sin ellos no hubiese podido dar ni un solo paso al frente de la hermandad. Todo lo bueno que haya podido aportar se lo debo a ellos, a quienes nunca devolveré el crédito invertido en sacrificios, ausencias y preocupaciones.

A todos vosotros, hermanos, mi agradecimiento eterno por vuestro apoyo y aliento, y por hacer posible el mayor sueño y el honor de haber sido vuestro Hermano Mayor.

Siempre marrón y blanco.

 

Manuel Luis Pazos Casado

Hermano Mayor

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