Queridos/as hermanos/as:
La Resurrección de Cristo nos abre las puertas a la vida eterna. Es ahora cuando entendemos cómo el Señor, en su inmenso poder, entregó su vida para redimirnos del pecado. “Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados” (Ef. 1,7). Y es ahora también cuando, celebrando la Pascua de su Gloriosa Resurrección, hacemos balance de las intensas horas vividas tan cerca del Señor de la Paz y de su Madre Bendita del Carmen el pasado Miércoles Santo.
Sinceramente, creo que tenemos razones para sentirnos orgullosos. Vuestra actitud y comportamiento ejemplar durante la Estación de Penitencia, pese al sacrificio que la misma conlleva, supone un motivo de gran satisfacción. Pudimos ofrecer nuestro testimonio de fe sin incidentes reseñables y manifestarlo públicamente por las calles de Sevilla, que volvió a acogernos un año más con los brazos abiertos.
Tenemos la inmensa fortuna de ser una hermandad en continuo crecimiento, y eso lo nota la cofradía, cada año más grande y difícil de gobernar, pero sin que ello nos haga olvidar la principal preocupación de esta Junta de Gobierno -y de cuantas nos han precedido- que no es otra que la de mirar por el nazareno y aliviarle, en la medida de lo posible, las dificultades propias de la Estación de Penitencia.
Ha sido un Miércoles Santo distinto, plagado de novedades, pese a lo cual nuestra Hermandad ha cumplido con los compromisos asumidos lealmente, siendo felicitada por ello; adaptándose a nuevas situaciones como un itinerario de regreso diferente, por ejemplo, que habrá que analizar cuando llegue el momento. Como Hermano Mayor, os pido disculpas en lo que hayamos fallado y también por las molestias o dificultades que pudierais haber sufrido el Miércoles Santo; pero sobre todo, agradezco vuestro compromiso, vuestro servicio.
No quisiera olvidarme de aquellos que, amén de los nazarenos, de un modo u otro, han participado en la Estación de Penitencia, desde nuestros pequeños monaguillos hasta el personal que auxiliaba al cuerpo de nazarenos ofreciendo agua, pasando por el cuerpo de diputados, fiscales y auxiliares de paisano gobernados por el Diputado Mayor de Gobierno así como enlaces, acólitos, costaleros y capataces, músicos, personal sanitario y equipo de comunicación social: a todos ellos gracias, también, por su muestra de amor al Señor de la Paz y a la Virgen del Carmen.
Sirvan también estas líneas para mostrar el agradecimiento de la Hermandad y la Junta de Gobierno a las autoridades y representaciones que nos acompañaron, a nuestros hermanos sacerdotes por su servicio y al Director Espiritual, don Pedro Juan, por estar siempre a nuestro lado.
Nuestro margen de progreso es aún muy grande y el éxito de la Estación de Penitencia ha de servirnos de estímulo para seguir trabajando en esta línea. Para hacer mejor lo que ya era bueno y mejorar todo aquello que sea necesario.
La Estación de Penitencia debe servir de impulso para intensificar aún más nuestra participación en la vida diaria de la Hermandad y reforzar nuestro compromiso con los fines esenciales. Por delante tenemos un año apasionante, por lo que os invito a que, pasada la Semana Santa, sigáis viviendo la fe en tu Hermandad. La Junta de Gobierno, a la que tanto agradezco su implicación y compromiso, está dispuesta y preparada para recibiros con los brazos abiertos.
Permitidme que me despida recordando que este próximo viernes, 14 de abril, a las 20 horas, nos reuniremos en Santa Misa en nuestra sede canónica de Omnium Sanctorum y tendremos oportunidad de dar Gracias a Dios en comunión, celebrando a su conclusión un rato de convivencia y hermandad en nuestra Casa que es la de todos. Os invito a que acudáis para seguir viviendo en marrón y blanco.
Feliz Pascua de Resurrección.
José María Ferrero Dorado
Hermano Mayor
