PLAN PASTORAL DIOCESANO 2022-2027
«Duc in altum» (Lc 5, 4)
Presentación
Queridos presbíteros y diáconos, miembros de la vida consagrada y fieles laicos y laicas de la Archidiócesis de Sevilla.
Me dirijo a vosotros para presentaros el nuevo Plan Pastoral, que debe servir para dar continuidad al trabajo que se viene realizando en la Archidiócesis. Gracias a la colaboración de muchas personas en las diversas comunidades, instituciones y organismos diocesanos a lo largo de este último curso, y teniendo presente la experiencia de las orientaciones y planes pastorales anteriores, hemos podido reflexionar y elaborar este nuevo Plan Pastoral, que quiere dar respuesta a los retos de la Iglesia en el ámbito de nuestra Archidiócesis, en el momento presente.
A lo largo del pasado curso fue necesario aplicarnos con diligencia en la reflexión de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos y en la preparación de este nuevo Plan Pastoral. Después de unos años tan condicionados por la pandemia, confiamos que en este nuevo curso se podrá llegar a una total normalización de la actividad pastoral. La pandemia nos ha dejado un presente y un futuro llenos de desafíos nuevos, aunque sabemos que la verdadera novedad surge del amor de Dios, que hace nuevas todas las cosas (cf. Ap 21, 5). Cristo hace nuevas todas las cosas en virtud del misterio pascual. Al comenzar esta nueva etapa, os exhorto a reavivar el carisma que hemos recibido de Dios (cf. 2Tm 1,6), y a entregarnos a la misión evangelizadora con esperanza renovada.
Un Plan Pastoral no puede referirse a la totalidad de la vida de la Iglesia. Ahora bien, en continuidad con el trabajo anterior hemos señalado unas prioridades y unas acciones concretas que será muy importante llevar a cabo aquí y ahora con la colaboración de todos. Unas acciones que incidirán en la vida de nuestra Archidiócesis a través del trabajo coordinado de toda la familia que la compone: presbíteros y diáconos, miembros de la vida consagrada, laicos y laicas. Incidir significa causar efecto en algo, influir, transformar. Somos conscientes de la realidad concreta que nos toca vivir y en la que hemos de hacer presente la vida de la Iglesia, anunciar el Evangelio, propiciar el encuentro de las personas con el Señor, dar respuesta a los interrogantes de nuestros coetáneos.
Nuestro Plan Pastoral tendrá cinco cursos de duración y está estructurado en cuatro bloques. El primero, «Discípulos misioneros llamados a la santidad», centra sus acciones en la formación cristiana, en la acogida comunitaria y en la conversión misionera, para ser verdaderos apóstoles evangelizadores, presentes en los diferentes ámbitos. El segundo, «Una casa con las puertas abiertas», propone acciones para intensificar la dimensión celebrativa y la vida de oración. El tercer bloque, «Una familia en salida», nos orienta a las periferias geográficas y existenciales, y ha de dinamizar nuestra acción caritativa y social. Y por último, el cuarto apartado, «El gusto de ser pueblo de Dios», nos ayudará a seguir creciendo en la comunión, corresponsabilidad y sinodalidad. Al inicio de cada curso enviaremos una carta con las acciones que se deberán realizar en dicho curso.
Duc in altum (Lc 5, 4). En el episodio de la pesca milagrosa, Jesús dice a Pedro que reme mar adentro y echen las redes para pescar. Pedro responde que han pasado la noche bregando y no han pescado nada, pero que, por su palabra, echará las redes. Después, se produce la pesca milagrosa. El Papa san Juan Pablo II, al comenzar el nuevo milenio, nos llamó a escuchar en el corazón el eco de esa misma palabra de Jesús, que resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro (cf. Novo millennio ineunte 1). Somos llamados a echar la red del Evangelio en el mar agitado de nuestro tiempo, una misión tan difícil como apasionante.
Agradezco la colaboración de todas las personas que han trabajado en la elaboración de este Plan Pastoral, especialmente la comisión redactora. Dispongámonos
a remar mar adentro sin miedo, poniendo la confianza en la palabra de Cristo resucitado, presente en su Iglesia, con la fuerza del Espíritu Santo, de la mano de María Santísima,
que es la estrella que guía nuestra misión, en la compañía de los hermanos.
Con mi bendición
José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla